martes, 19 de abril de 2011

Participación paraguaya en la gesta independentista americana*

Beatriz González de Bosio. Profesora.
Asunción del Paraguay. Paraguay.  

El movimiento independentista americano, en un inicio fue apenas un esfuerzo restaurador del trono español invadido por Napoleón Bonaparte, como experiencia irónica de extender las ideas de la Revolución Francesa, la libertad, igualdad y fraternidad a través de un ejército imperial.

Ya desde un comienzo las contradicciones se irán apropiando de los movimientos independentistas que surgen nada menos que jurando lealtad al monarca. Idea típicamente reaccionaria que abogaba por dejar las cosas como estaban antes del estallido de la crisis.

La Provincia y Capitanía General del Paraguay,  era  parte integrante del Virreinato del Río de la Plata, escindido del Virreinato  del Perú en 1776, como resultado de las reformas borbónicas en un intento de organizar las colonias para mejorar la tributación y la organización defensiva militar ante el vecino portugués del Brasil.

Las universidades regionales de aquella época eran las de Córdoba del Tucumán, la de Charcas – Chuquisaca - la de San Felipe de Santiago, la de San Marcos de Lima y la Javeriana de Nueva Granada. En todas estas casas de estudio circulaban con libertad versiones originales de la obra del iluminismo, principalmente El Contrato Social de Rousseau que hizo particular impresión en el paraguayo José Gaspar de Francia egresado de Córdoba.

En la universidad de Charcas por la cercanía al trágico desenlace del levantamiento indígena de José Gabriel Condorcarqui, Túpac Amaru, tuvo particular influencia entre estudiantes y profesores  y llego al Paraguay a través de nuestro prócer Fernando de la Mora.

La prueba suprema de la adhesión de la colonia a la monarquía española la dio la defensa contra las Invasiones Inglesas al Rio de La Plata,  donde toda la región aporto soldados y bastimentos para expulsar al invasor ocupante.

Ocurrida la gesta en Buenos Aires, el 25 de Mayo de 1810, en el Cabildo abierto, surge inmediatamente una idea al mismo tiempo conservadora y revolucionaria ya contemplaba la expulsión del yugo español, pero también su inmediata sustitución por la hegemonía del Puerto de Buenos Aires, como heredero legítimo del Virreinato recién fenecido.

De ahí surgen los esfuerzos por mantener esa unidad ya con el nombre de Provincias Unidas del Río de la Plata, que incluyeron medios militares con ‘la expedición auxiliadora’ de Manuel Belgrano, en el caso Paraguayo.

Las posteriores negociaciones diplomáticas solicitaron  a la Provincia del Paraguay la elección de delegados para el congreso constituyente de la nueva entidad política.

El 14 de Mayo  de 1811 en el Paraguay se confraterniza con el último gobernador español, Don Bernardo de Velasco, que  no se resiste, pero al mismo tiempo entra a formar parte de la primera Junta, como prueba de la confusión ideológica del primer momento. Se crea así un triunvirato integrado por Juan Valeriano Zeballos, José Gaspar de Francia y el propio gobernador.

Para ser “revolucionarios” estos primeros pasos fueron algo conservadores y no faltó la jura de lealtad a Fernando VII. Nuestros patriotas  plantearon  la expulsión del cetro español y la creación de una Confederación de Iguales en la región y lo plasman en la nota del 20 de Julio de 1811. Esta explica a Buenos Aires la nueva realidad de esta provincia que “no quiere cambiar unas cadenas por otras ni mudar de amo” y se niega a entregar a un arbitrio ajeno el fruto de su esfuerzo cívico-militar.

En esta nota ya no vemos ninguna alusión a la monarquía y sí un deseo de comunicar a la junta provisional de Buenos Aires, la idea de una unión en pie de iguales, prontamente apropiada por José Gervasio Artigas de la Banda Oriental del Uruguay que también propone la unión de las Provincias periféricas para un fortalecimiento mutuo ante el Puerto.

Llegamos a un punto de inflexión. La provincia del Paraguay desde un principio se niega a aceptar ser parte de un Virreinato bajo cualquier denominación. El proceso separatista paraguayo que le otorga por casi medio siglo el mote de “provincia rebelde” culmina con la declaración de República del Paraguay en el Congreso de 1813, en la Iglesia de la Merced.

El Paraguay estaba a la vanguardia absoluta de las ideas emancipadoras porque dejó establecido el principio de la soberanía regional, que terminó desmembrando el imperio español en Estados-naciones soberanos.

¿Con que más contribuye Paraguay?

El Paraguay se convirtió así en la primera República de la América Hispana y tan sólo en la tercera en el continente y el mundo. Las 13 Colonias inglesas en 1776 y Haití en 1804 antecederían a Paraguay. Para 1840, fecha de fallecimiento del Dr. Gaspar Rodríguez de Francia, líder político de la revolución paraguaya, ya todas las ex colonias españolas eran repúblicas.

Como República, las autoridades son electas por el pueblo y redactan una ‘constitución’ como  pacto de unión y sujeción, como una suerte de ‘contrato social’ que le pone límite a los gobernantes y consagra los derechos de los gobernados.

El Paraguay también dio un ejemplo que no tuvo mucho eco en el continente y que consistió en no alentar la emergencia de caudillismos internos generadores de inestabilidad. Ejemplos de esto tuvieron lugar repetidamente en todo el continente, lo que echo por tierra el proyecto de la PATRIA GRANDE de Simón Bolívar.

El Paraguay ha sido conocido desde un  principio por aspectos inusitados de su evolución, como el “enclaustramiento” de sus primeros 30 años de república independiente y la emergencia de liderazgos paternalistas con gobernantes absolutos y vitalicios.

Fue  totalmente ignorado el hecho de que el Paraguay se constituyó en el pionero de las ideas políticas que vinieron a sustituir al sistema monárquico, pero a la vez, fue sujeto de un particular proceso histórico, en el marco de un imponderable geográfico, la mediterraneidad que signo su destino como nación.

Los movimientos independentistas americanos se dieron con Juntas militares como la de 1810 en  Buenos Aires y 1811 en Asunción y campañas libertadoras, en 1815, con Simón Bolívar al Norte y San Martín, al Sur. El Cabildo  Abierto  de Buenos Aires  de 1810, fue la gesta desencadenante de los procesos de independencia que culminan en Ayacucho en 1824. La conducción de San Martín que constituyó su Ejército del Sur, encabezando un aguerrido e invicto contingente de mapuches, guaraníes, aimaras, negros libertos y cimarrones, también apelo a estrategias de guerrillas, montoneros y a la guerra formal, como oficial de carrera.

Es oportuno recordar la gran y mayormente ignorada contribución paraguaya tanto en ideas como en soldados a la gran gesta emancipadora y debe concluirse forzosamente que ese proceso independentista fue el resultado de la conjunción de ideas y armas. En ese sentido los documentos originados en Paraguay tienen una importancia enorme, para consolidar la libertad de los pueblos y la separación de la metrópoli colonial.

El Paraguay siempre tuvo contribuciones ingentes aunque se lo recuerda más por las desviaciones del sistema republicano, originadas en la constante crisis de ser considerada provincia rebelde hasta 1852.

El proceso de aplicación de las ideas de la ilustración se truncó en el Paraguay por necesidades políticas coyunturales, justificadas o no, que barrieron con la clase pensante.

El Paraguay no ha sido únicamente tierra de dictadores, sino también de brillantes pensadores y aguerridos soldados. Esto se erige en un desafío que nos obliga a esmerarnos para que aquella  magna  tarea no quede inconclusa.

* Artículo publicado en la Revista Re, Nº 66, Edición abril 2011.

No hay comentarios:

Publicar un comentario