lunes, 28 de marzo de 2011

CELEBRACION DEL BICENTENARIO

Ryna Avila. Arquitecta y Maestra en desarrollo local.
San Salvador

El Salvador es el país mas pequeño de Centroamérica, ubicado en un punto donde solo le bañan las costas del Pacífico, apenas y llega a los 21.000 km² de extensión territorial, pero posee un índice de densidad poblacional de los mayores de toda América, teniendo en el 2011 casi los 6 millones de habitantes. Hace 200 años comenzó la historia de lo que somos ahora, un 5 de noviembre de 1811, al convertirse en un país independiente que pretendía en aquellos entonces iniciar una nueva identidad. 

Hurgar en la historia de esos inicios de identidad por medio de un acto de independencia, nos ayuda a comprender lo que ahora somos como sociedad salvadoreña, en lo positivo y en lo negativo.  Llevamos 200 años de historia construida por una sociedad y que ha afectado de alguna manera lo que es El Salvador en el 2011. Una historia que se hereda y que afecta el presente.

En el acto inaugural del año de bicentenario, llevado a cabo el 25 de febrero de 2011, el presidente de la República de El Salvador, Mauricio Funes, inicia su discurso público con dos cuestiones: ¿Qué somos? ¿Qué queremos para nuestros hijos?. En su respuesta da una explicación sobre la vigencia que dichas preguntas desde 1811 tienen a la fecha. Habla sobre los impedimentos que el desarrollo en nuestra nación ha tenido: “la exclusión de las grandes mayorías y una profunda división política y social.”

El Salvador trae una historia de mucho conflicto, de lucha de poderes, donde el pleno de la población, las grandes mayorías, históricamente no ha sido la prioridad. Esto se ha visto reflejado en estos 200 años, dónde ha habido varios procesos de conflicto, desde el exterminio casi total de la población indígena (en la matanza de 1932), hasta los procesos de exclusión social que ha permitido el sistema y que no ayudan a que la población tenga acceso a las necesidades básicas a las que tienen derecho; son temas que han dañado, pero al mismo tiempo han construido lo que es la nación ahora. 

Hay muchos actores que han influido en este proceso de construir El Salvador y que han querido intervenir en revertir esas lógicas de desigualdad, hay una persona que merece ser nombrada, sabiendo que se deja de nombrar a muchos hombres y mujeres ilustres que han sido participes en esta construcción.  Se trata de la figura de Mons. Oscar Arnulfo Romero, asesinado un 24 de marzo de 1980 pretendiendo callarlo por ser la “voz de los sin voz”, mas no se sabían que si le mataban iba a resucitar en su pueblo salvadoreño.  Sus palabras siguen vigentes y son parte de esa historia salvadoreña que inspira a seguir siendo actores que participamos para transformar la realidad en una ilusión de bienestar para todos y todas.

En 1992, después de varios años de conflicto armado, hay un respiro de paz, un aliento, por medio de la simbólica firma de los acuerdos de Paz.  Un acto de querer cambiar el rumbo a la historia.  Desde ahí hay un punto de partida que se recuerda con mucha ilusión, a pesar que los problemas nacionales posteriores, que han retomado otro rumbo llamado delincuencia, en parte, por haber descuidado unas necesidades básicas de una gran mayoría de la población.

El país ha tenido logros, dentro de sus cambios.  El establecimiento de una democracia cada vez con intentos de más transparencia, dónde se empieza a ver la alternancia de poderes, el respeto del voto del pueblo en la elección de sus líderes.  Son esfuerzos políticos que sobresalen al comparar la historia que nos antecede.  Una historia que no podemos cambiar, pero si podemos conocerla y comprenderla, para ser capaces de poder transformarla, con la inspiración de tener un contexto de bienestar para todas y todos los ciudadanos de la nación.

"¿Qué país queremos? y ¿Qué puede hacer cada uno para alcanzarlo? Para mí es claro, trabajar por la unión del pueblo", dice Mauricio Funes en el final de su discurso; alentando a la población a tener un sueño, no hablar de oportunidades pérdidas, aprovechar la celebración del Bicentenario como motivo para vivir un presente para construir un mejor futuro por medio de la unidad nacional y la inclusión de las mayorías para la búsqueda de un bienestar universal.

Se tiene una responsabilidad para este pequeño país.  Aprender del pasado para conocer sus debilidades y luchar por un futuro que permita tener unas mejores condiciones de vida para sus ciudadanos y ciudadanas, al mismo tiempo para fortalecer una identidad nacional, que merece ser reforzada en este aniversario de los 200 años de aquel grito de independencia.

Los Acuerdos de Paz

Alfredo Fernández. Periodista.
Carta de la Paz dirigida a la ONU


El 5 de noviembre de 1811 se inicia en la provincia de San Salvador un proceso que irá sufriendo varias instancias hasta llegar al 15 de septiembre de 1821, con la declaratoria de independencia patria de la América Central. Al sumarse indefectiblemente a los tantos otros conatos americanos que estaban sucediendo en contra de la corona española (movimientos en Chuquisaca, La Paz y Quito en 1809, el “Grito” en el pueblo de Dolores, México 1810, la instauración de la Junta de Gobierno de Buenos Aires en 1810 y la independencia de Venezuela en 1811), en los que intervienen criollos de todas las posiciones sociales junto a no pocos peninsulares de mucho arraigo en la tierra, algunos mestizos y muy pocos indios, el cimero “Grito de La Merced” se levantó al interior de una suerte de primera fase de la independencia colonial hispanoamericana, aunque la costumbre en el istmo haya relegado su conmemoración sólo en fueros salvadoreños.

La Provincia de San Salvador era por el año 1811 una división administrativa de la Capitanía General de Guatemala, entidad territorial de Virreinato de Nueva España. Esta región comprendía los actuales Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, así como al estado mexicano de Chiapas. Por ello, hay que destacar el impacto de este primer intento independentista ya que tuvo resonancia en los países que hoy forman parte de América Central.
Según José Matías Delgado llamado «Benemérito Padre de la Patria Centroamericana» es imposible precisar quién en San Salvador lanzó de manera adelantada y original la concepción subversiva de iniciar el titánico desafío al Orden Real hispánico. Sin embargo, casi todos los autores antiguos y contemporáneos a los sucesos, como la documentación histórica fehaciente, señalan como jefe intelectual al Cura Vicario, Presbítero Dr. José Matías Delgado.

Diferentes hechos dieron lugar a la historia de este país. Sin embargo en los últimos años los acuerdos paz alcanzados entre el gobierno y la guerrilla han sido el eslabón final de una cadena de sucesos que permiten hoy a este país vivir en paz. El 16 de enero de 1992, el Gobierno de la República y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), suscriben en Chapultepec, México, los Acuerdos de Paz, poniendo con ello cierre a uno de los capítulos más dolorosos de la historia de El Salvador. Los 12 años de conflicto armado tuvieron como consecuencia más de 75 mil muertos.

Los primeros esfuerzos para iniciar un dialogo de paz, fueron efectuados por el presidente Duarte a mediados de los años ochenta. En 1989, el gobierno del presidente Cristiani inició las negociaciones de paz, que culminaron en la Firma de los Acuerdos de Chapultepec. Los objetivos del Gobierno del Presidente Cristiani eran:

    * Obtener la paz
    * Establecer una economía de mercado
    * Crear las condiciones necesarias para mejorar el nivel de vida de la población, especialmente de aquellos que viven en la extrema pobreza.

Con el objeto de alcanzar estas metas, el Gobierno inició un diálogo con el FMLN. En este diálogo fueron varios los temas abordados, entre ellos, las reformas constitucionales, el respeto a los derechos humanos, el monitoreo internacional, la reestructuración y la reducción de la Fuerza Armada y las reformas al sistema electoral y judicial.

El proceso de negociación que puso las bases para el Nuevo El Salvador, fue apoyado por las Naciones Unidas y el Grupo de amigos para la paz en El Salvador.Después de la firma de los Acuerdos de Paz, las Naciones Unidas establecieron una operación para monitorear la implementación de los acuerdos de paz. Dicha operación es puesta bajo el control del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En vista del éxito de esta misión en El Salvador, las Naciones Unidas la ocuparon como modelo para otros países, tales como Guatemala, Haití, Mozambique y Camboya.

La implementación de los Acuerdos de Paz requería de la voluntad política de las partes involucradas, así como de la incorporación política de todos los actores implicados en este proceso. Uno de los logros más importantes fue la reconciliación nacional. Sin embargo, este proceso encontró muchos retos. Uno de los más importantes era la cantidad de recursos materiales que se necesitaban para implementar el proceso.

El Presidente Francisco Flores, en el mensaje pronunciado el 16 de enero de 2002 durante la conmemoración de los diez años de los Acuerdos de Paz, dijo que “a diez años de los Acuerdos de Paz, El Salvador es un país diferente, determinado por una nueva realidad. La transición de la guerra a la paz ha terminado, y ha llegado la hora de enfrentar una nueva etapa histórica, con nuevos retos y nuevas perspectivas. Ninguna victoria es más completa ni más decisiva para el ser humano que aquella que ha ganado en nombre de la paz, porque la paz es la primera condición del desarrollo.

Recordar esta historia reciente es una buena manera también de celebrar el bicentenario del país.